San Pablo

San Pablo es uno de los edificios más representativos de la ciudad y sin duda uno de los monumentos que más recuerdan los turistas que visitan Valladolid. La plaza en la que se encuentra constituye un importante punto de reunión para los vallisoletanos.

Historia de San Pablo

Fray Juan de Torquemada, tío del famoso inquisidor, se encargó de conseguir las bulas papales y de sufragar las obras de construcción de la iglesia de San Pablo en 1468.

Casi dos siglos más tarde, el Duque de Lerma impulsó la reforma de la fachada principal, la llenó de esculturas góticas y dotó al convento de numerosas obras de arte (muchas hoy se exhiben en Museo del Prado).

Los reyes Felipe II y Felipe IV fueron bautizados en la Iglesia de San Pablo de Valladolid.

Lo mejor, la fachada

La fachada de San Pablo es sin duda la joya gótica por excelencia de Valladolid. Su recargada ornamentación, propia del estilo gótico isabelino, hace que los visitantes pasen varios minutos contemplando esta portada del siglo XVI.

Tras la imponente fachada decorada con numerosas esculturas y enmarcada por dos torres, se presenta un templo de una sola nave con capillas abiertas, en una de las cuales se encuentra enterrado el Duque de Lerma.

Qué ver en los alrededores de San Pablo

La zona tiene vital importancia en la historia de Valladolid. En la Plaza de San Pablo se encuentran la iglesia gótica, el Palacio Real y el Palacio de Pimentel, tres de los “monumentos reales” de la capital pucelana. A ellos se suma el Colegio de San Gregorio, sede del Museo Nacional de Escultura. 

Tanto la Plaza San Pablo como las zonas circundantes son áreas tranquilas por las que resulta agradable pasear y disfrutar del patrimonio de Valladolid.